Vocacion

7 Preguntas y tu 2020 será mejor

¿Cómo convertir el 2020 en un año de éxito personal? ¿Cómo tomar buenas decisiones durante el resto de este curso?
Aquí tienes SIETE preguntas clave que te pueden ayudar para elegir bien tus actividades y la acertar en la inversión de tu tiempo.

Éstas son tus 7 preguntas para convertir el 2020 en un año lleno de fecundidad para tu proyecto personal:

¿»Esperas» que todo salga bien o «trabajas» para que todo salga bien?

Si encontraras al «Genio» de Aladino tu vida estaría resuelta. Pero no va a pasar y además hay un camino aún mas eficaz: hoy, cada día, cada hora bien aprovechada tú eres tu propio genio. Dios ha ligado tu libertad a tu progreso y se ha comprometido a ayudarte. Decidir bien es más eficaz para tu crecimiento espiritual que encontrarte con el genio de la lámpara maravillosa. Tu futuro depende de tu presente y de las decisiones que tomes ahora. Tómalas sabiamente. Dios bendice a quienes miran sus talentos, los reconocen y los invierten. No esperes que suceda: actúa.

¿Por qué debería importarle al mundo que yo me levante mañana?

¡Pregunta clave para el sentido de tu vida! pregunta clave para tu vocación y para acertar en tus estudios y relaciones. Ésta simple pregunta sirve para abrir de par en par las ventanas de tu habitación interior si la sientes cerrada y hacer que se llene de luz. Es la pregunta por el SENTIDO de tu vida. Vuelve a leer la pregunta. Háztela si te sientes obligado a vivir sólo el momento presente, si tu vida no es más que una suma de inercias, una copia del grupo, de la sociedad donde has llegado… pero preguntándote: «por qué debería importarle a alguien que yo me levante mañana?» y respondiéndolo… puedes ver de golpe la dirección de tu vida, de tu carrera, de tu entrega a Dios como seminarista o simplemente la decisión de cómo y dónde invertir tu verano. En esta pregunta tienes la clave del sentido de tu vida.

¿Cuáles son los miedos que más me atan?

Exacto… aunque te creas Daredevil, el hombre sin miedo, los temores nos encadenan sin darnos cuenta. Mientras lees esto ya están contigo, duermen en tu cama y te acompañan por la calle. Tus miedos van a condicionar tremendamente tu vida y la elección de tu vocación. Seguir tu conciencia puede provocar temores. Pero si eres inmune a ellos, si les vences… entonces tu conciencia, lo más íntimo de ti mismo, triunfa. No eres un esclavo. Algo tan radical como «dejarlo todo y seguir a Dios» o trabajar toda tu vida en la salvación de los demás, es posible cuando te liberas de los miedos. Porque es entonces cuando tus ojos pueden ver la belleza del plan que Dios te propone. Si no no puedes. O al menos es mucho más difícil. Así que ¡señala tus miedos! desenmascáralos y prohíbeles que te dominen. No dejes que tengan voz y voto en tus decisiones vocacionales.

¿A qué espero para cambiar el futuro?

Esta pregunta es un detonante. Te han hecho creer que debes prepararte para, dentro de mucho tiempo, aportar algo. No es cierto. Pregúntate esta frase: ¿a qué espero para cambiar el futuro? y responde con sinceridad. Si lo haces tu vida se potenciará como nunca. ¿No te das cuenta de que a lo largo de toda tu vida la tentación de seguir como siempre es grande? Pero cuando ves los dones de Dios, tus talentos y tu libertad… no pueden carecer de propósito. Dios cuenta contigo para cambiar el mundo a mejor.  No esperes. Empieza ya. No es cierto que no puedes hacer nada todavía. Sólo hay un buen momento para cambiar: ahora.

¿Si autorizo a Dios a que me transforme… cómo llegaría a ser?

¿Pregunta rara? no, si acaso pregunta olvidada, pero de las más eficaces en la transformación de vidas.Normalmente no cambiamos porque no alzamos la mirada hacia el horizonte real que tenemos delante. Nos «empantanamos». Estamos aferrados a dos o tres ideas que se nos han ocurrido y de las que no nos movemos. No aceptamos a Dios porque no sabemos que siempre, siempre, siempre nos lleva a nuestro bien. Si cuentas con Dios y acudes a Él… si haces un pacto con él y le sigues el ritmo… se te revela un panorama amplísimo, lleno de esperanza y de ilusión insospechada. La única manera de edificar con firmeza en tu vida es contar con el que nunca falla. Con él tienes la seguridad de que estará presente en tu vida de fe, en tus decisiones, en tus propósitos y en tu mejoría. En realidad no hay nada más falso que imaginar un futuro sin la intervención real de Dios en tu vida! porque ahora mismo te está manteniendo en el ser. Cada latido, cada respiración, es un regalo que te está dando. Tu misma libertad es un obsequio que Él mismo sigue manteniendo. Pídele cambiar cada día aquello que te está fastidiando de ti mismo, aquello que ya te tiene harto… y verás qué efectos tan sorprendentes.

¿Quieres hacer algo extraordinario o morirte de aburrimiento?

Vivimos en una sociedad antivocacional. Busca cambiar algo para que todo siga igual. Pero tú no estás hecho así. Tú eliges a qué ritmo vas a vivir el año. Si en tu vida se ha instalado la rutina, la mediocridad, la pereza o la tibieza… puede que no te atrevas ni siquiera a proponerte algo noble, grande, santo… pero la realidad es que sí puedes cambiar. Puedes sacudirte estas actitudes y déjalas atrás ahora mismo. El año que está comenzando es para vivir como si fueras un Ferrari que pisa el acelerador a fondo. No como un superdeportivo que sólo se atreve a meter la primera. Lánzate a cosas grandes y que ruja el motor que llevas dentro.

Señor: ¿qué quieres de mí?

Al inicio de este año te regalo dos alas, primera: pon en tu agenda cinco minutos para hablar con Dios y, segunda: hazle esta simple pregunta. Te asombrarás de lo eficaz que puede hacer tu vida. Porque en la oración no vas a pensar. Vas a encontrarte con alguien que ya te está esperando, te escucha y quiere tu permiso para hablarte. No le va imponerse sin más. Simplemente quiere hablarte y lo único que busca es tu bien. No hacen falta cursos especiales ni técnicas ni sitios raros: arrodíllate y pide luz: «qué quieres de mí» es la pregunta vocacional por excelencia, la que te hace ir contracorriente, la que la sociedad te impide que te hagas, y por ello el resultado no es predecible, simplemente dirígete a Dios y con la confianza de un amigo, abre tu alma a lo que Él quiera comunicarte. No sabes qué te dirá, pero sí sabemos que lo que te diga te llenará de luz, seguridad y paz.

No dejes que pase enero sin hacerte estas 7 preguntas ¿qué te han parecido? 

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