Arantxa pregunta: Tengo un amigo que dice que todos tienen vocación a la vida religiosa y que los generosos la aceptan y que quienes han elegido otro camino de vida simplemente no han sido generosos. ¿Son sacerdocio y matrimonio vocaciones iguales o una es superior a la otra? ¿Cómo le muestro a este amigo que hay diferentes vocaciones y no sólo la vida religiosa? Gracias.
Querida Arantxa,
¿Sacerdocio o matrimonio?
Sacerdocio y matrimonio, o vida religiosa y matrimonio, no son vocaciones equivalentes. De hecho son muy diversas entre sí, aunque complementarias. Hay razones para decir que la vida religiosa es un una vocación más elevada, pero hay que hacer contrapeso a esto con la certeza de que a quién más se la ha dado más se le pedirá. La santidad no es automática en ninguno de estos estados de vida, y tu progreso en ambas depende de la colaboración libre con la gracia, de la generosidad con la que se cumplas la voluntad de Dios en el día a día, que del estado de vida al que nos llama Él, tenga más o menos ventajas.
Sobre la opinión de tu amigo temo que sencillamente esté equivocado al decir que todos tienen una vocación religiosa. La Iglesia siempre ha defendido la dignidad del matrimonio y de la santidad que se puede alcanzar en él y a través de él. Es verdad que San Pablo deseaba que todos fueran como él, célibes, para poder darse a Jesucristo sin ninguna distracción. Pero también San Pablo describe en la carta a los Efesios cómo el matrimonio es un reflejo del amor de Cristo a la Iglesia y en otras cartas de recordar a los cristianos cómo están llamados a ser santos, distinguirse de los paganos y vivir el ideal de matrimonio que Cristo nos ha presentado, etc.
No creo que tu amigo haya leído suficientemente las explicaciones de san Juan Pablo II sobre el amor y el matrimonio ni sus catequesis de los miércoles sobre la teología del cuerpo. Sacerdocio y matrimonio no son iguales, pero sí complementarios, y los dos ordenados a la vida eterna.
Dios te ayuda a elegir tu estado de vida
Además, te puedo decir que conozco a muchas personas, de ambos sexos, que han sido lo suficientemente generosos para darle a Dios la primera oportunidad e intentar seguirle en la vida religiosa y que han descubierto que ése no era su camino por motivos que definitivamente no eran por falta de generosidad. Cristo mismo dijo al endemoniado de Gerasa, después de haberlo curado, que volviera a su casa, aún y cuando este hombre quería dejarlo todo para seguirle. Si él estuviera llamado a la vida religiosa, ¿no habría Cristo sido injusto encaminándolo en otra dirección?
Aunque podríamos seguir escribiendo motivos, creo que esto te puede ayudar para responder a tu amigo. Aunque es un poco más técnico te puede servir mucho leer la Constitución Apostólica Lumen Gentium del Vaticano II, sobre todo la parte sobre El Pueblo de Dios y también el Catecismo de la Iglesia Católica en el apartado sobre la Iglesia.