SENSIBILIDAD

Quizás un pensamiento que se mantiene constante en el tiempo. Una ocurrencia que aparece en diversas etapas de la vida, más o menos fuerte en algunos momentos, pero últimamente lo encuentras con frecuencia; puede ser en forma de pregunta “¿qué tal si yo un día…?”, o como un suave deseo de fondo “¿y si empleara mi vida para…”.Va surgiendo una gran intimidad con el Señor y una gran sensibilidad espiritual.
La toma de conciencia de la propia amistad con Dios, cada vez más íntima, representa un claro signo que además espolea a dar cada día un pequeño paso hacia adelante. Es justamente ese pequeño “plus” que un día puede llegar a ser total y definitivo. Se busca la compañía del Señor o se es consciente de su presencia en el día a día.
No es que haya grandes problemas consigo mismo o con los demás, simplemente una cierta falta de plenitud sentida en diversas formas. A primera vista todo parece en orden. El trabajo y los estudios van bien, y sin embargo… falta algo… falta Alguien.
VIDA ESPIRITUAL
- Sientes la necesidad de rezar de vez en cuando, dedicar algo de tiempo a orar, a pensar delante de Dios o a hablar con Él, vivir algo más cerca de los sacramentos. Te gustaría tener un mejor tono en tu vida espiritual.
- Has recibido una gracia especial en un momento preciso de tu vida: una peregrinación, una experiencia misionera, un voluntariado que no se ha quedado en lo material, la JMJ, la visita del Papa, ejercicios espirituales, etc….
- Vives la vida de gracia y te esfuerzas, en cuanto te resulta posible, por alejarte de las tentaciones y del pecado porque no quieres herir tu amistad con el Señor.
GENEROSIDAD
- Sientes un deseo de ayudar a los demás. A veces sueñas con una entregadesinteresada y exclusiva que ocupe no sólo alguna hora a la semana, sino que polarice la vida misma. Las necesidades de los demás, de los más pobres, de los más débiles, te dejan pensando y hacen surgir en ti el deseo de hacer algo por ayudarles.
- Quizás desde niño has sentido el deseo de entregar mi vida a Dios y ser sacerdote o monja, misionero o consagrada. Después con los años este deseo ha desaparecido hasta que de repente se presenta de nuevo como una posibilidad real.
- Eres generoso con los demás en la vida de todos los días o colaboras con ellos, enseñas catecismo, animas algún grupo, te entregas al volutariado…
RECLAMOS INTERIORES
- En tu corazón hay una gran sensibilidad para “escuchar” el mensaje del Señor como llamada a seguirlo: por ejemplo, una idea en la predicación te hace vibrar algo dentro, una carta de un amigo o de un sacerdote, una conversación con tus amigos, un libro que te deja preguntas abiertas.
- Te llama mucho la atención el ejemplo de un amigo o una amiga que ha respondido a la llamada de Dios a entrar en el seminario o en un convento.
- Sientes fuertemente el disgusto por la carencia de vocaciones a la vida consagrada y te parece que estaría bien que más respondieran que sí y con generosidad al Señor.
- Vives interiormente dudas a propósito de la vocación y no te sientes tranquilo.
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